El enésimo partido Barça-Madrid (2)
(Lee la entrega anterior) |
—¡Goooooool! ¡Gooooool! ¡Goooooool!
López debía ser uno de los pocos mospintoleños con posibles que a esas horas todavía estaba trabajando. Sentado en un mullido sofá de su despacho de presidente del Rayo de Mospintoles, estaba rodeado de papeles por todos lados. A su lado Basáñez, su mano derecha, abogado y asesor financiero de López, seguía de reojo los movimientos que se producían en la pantalla del televisor que colgaba de la pared.
» Tenemos equipo para no pasar dificultades de cara al descenso, el entrenador está muy satisfecho pero yo no me conformo. ¿Por qué no aspirar a todo?
—¡Gooooool de Xavi! ¡Qué golazo, de intuición, de virtuosismo, fruto de un malabarista del balón como es el centrocampista del Barça y de la selección española! ¡Ahí está, ahí está repetido ese golazo digno de todo un campeón del mundo!
—No es para tanto, hombre. Ha sido un poco churro, aunque esperado… –López había tenido tiempo de ver la repetición de la jugada–. Hoy el Madrid recibe un baño. Van sólo diez minutos y no da una a derechas. Parecen dormidos, siempre llegan tarde al balón, no presionan como en otros partidos…
—Parece que estén acojonaos… –Basáñez creyó sintetizar en cuatro palabras el discurso de su jefe, quien volvió de nuevo la mirada a los papeles que tenía en la mano.
—¿Qué hacemos, Basáñez? El Rayo está bien situado en la parte templada de la clasificación. No estamos jugando nada mal para ser unos neófitos en Segunda, la afición está contenta y llena el campo, la economía del club ya la quisiera el incompetente Zapatero para el país… Tenemos equipo para no pasar dificultades de cara al descenso, el entrenador está muy satisfecho pero yo no me conformo. ¿Por qué no aspirar a todo? ¿Por qué no luchar por los primeros puestos, por el sueño de conseguir subir a Primera? ¿Cree que estoy delirando, Basáñez? –la pregunta era un dardo envenenado porque implícitamente ya le estaba indicando la respuesta.
—Lo que diga va a misa, López. El problema es que en el mercado de invierno no suele haber mucho donde escoger…
—Ya lo sé pero la plantilla, aunque muy apañada, es insuficiente. Las lesiones nos han respetado hasta ahora pero no quiero pensar el día que Piquito se lesione o Metzger o el Chili. No tienen repuesto…
—¿Y ha pensado en algunos refuerzos concretos?
La mirada de López se dirigió de nuevo a la pantalla. Tras el primer gol había bajado el volumen y apenas un leve susurro salía de la caja tonta. El Barça tenía encarrilado el partido y era cuestión de tiempo el que llegara el segundo gol.
—¡Qué equipo de ensueño tiene el jodío Barça! –Basáñez sentenció de manera muy ilustrativa lo que sentía en esos momentos, él, un fiel seguidor del Real Madrid, el club más rico del mundo, aunque no siempre el dinero trae consigo los títulos…–. Es una inversión complicada, López, puede endeudarnos en exceso e hipotecar la temporada próxima que es cuando teníamos previsto dar un salto de calidad. Cierto que las cosas están yendo mejor de lo previsto pero tiene razón, la suerte y las lesiones nos están respetando… por ahora…
—El entrenador se conforma con lo que tiene y los jugadores qué van a decir, están como niños con zapatos nuevos, pero nos hacen falta cuatro o cinco jugadores veteranos que aporten experiencia, sabiduría futbolística… Mira a Calvalho, 32 años y es el eje central de la defensa blanca.
—Sí, tiene razón –replicó Basáñez, aunque en el día de hoy la actuación del jugador luso no podía impedir la debacle de juego del equipo madridista.
En esos momentos, López volvió a darle al mando a distancia para aumentar el volumen.
—Villa… Villa… maravilla… se escora a la izquierda… regatea a Sergio Ramos… ¡centra…! a Iker se le escapa la pelota… ¡Pedro, llega Pedro…! ¡Gooooool! ¡Gooooool! ¡Gooool de Pedro!
—Se acabó –dijo Basáñez, resignado, quitándose varias gotas frías que le resbalaban por la frente–. Diecisiete minutos y ya nos han metido dos. Todavía estamos a años luz del equipo de Guardiola.
—No sea derrotista, Basáñez. El fútbol da muchas vueltas. Pero apaguemos el televisor y sigamos con lo nuestro. Volveremos a encenderlo cuando empiece la segunda parte…
Estaba claro quién mandaba allí. No es que el partido, tal como iba, fuese un plato de buen gusto para Basáñez pero ya que López lo había citado a esa hora para tratar un asunto que ya tenía bien meditado y decidido, lo menos que podía hacer era dejarle echar de vez en cuando una ojeada al partido. La mano de hierro de López había llevado al Rayo al punto más elevado de su historia pero el fútbol –como la Bolsa– daba grandes vaivenes, como ahora demostraba el partido de su amado equipo , y lo que un día eran glorias y parabienes, otro no muy lejano se podía trocar en un infierno. Con lo bien que él estaría ahora en su casa, con un vaso de güisqui en la mano, sufriendo con su equipo… Quizás algún día acabaría hartándose de López, de su prepotencia, de sus tejemanejes. Claro que él estaba bien enredado en ellos, así que sólo le quedaba aguantar, tirar para adelante y sacar beneficio de la situación actual antes de que llegaran las vacas flacas.
—¿Cuánto podríamos gastar en los fichajes de invierno?
Para Basáñez, la pregunta de López era pura retórica porque el jefe ya tenía perfectamente decidido el importe de los mismos. Allí estaba, subrayado en rojo, en los papeles que el presidente del Rayo le tendía con mano firme.
(Continuará…)
- Escrito por Cogollo, publicado a las 12:05 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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