Piquito en el día después (4)
(Lee la entrega anterior) |
Y todos rieron la explicación de Piquito.
—¿A qué hora has vuelto, tío?
—Pueh no sé. Me trajeron en un cochazo. Estaba mu’ mareao.
—Mira éste. Mareao dice. Estarías borracho, no te jode.
—Bueno, es lo mismo, pero más fino. La verdad es que quisieron subir a mi casa pero me negué. Tuve que ponerme serio, porque querían meterme en la cama. Hasta ahí iba a llegar el Piquito…
—¿Y el amoto?
—¡Hostia, tío! En el estadio… Joder, a estas horas ya me l’habrán mangao.
» —Sí, si supiera leer…
[…]
—¡Bah, tío! No jodas. Sí sabes leer, que hasta fuiste al insti.
—Tranqui, tío. Si algún hijoputa t’a afanao el amoto sabe que va a llevar hostias hasta en el cielo de la boca.
—Sí, joder, to’ dios conoce tu amoto.
—Eso sí… –reconoció Piquito no muy convencido–. Joder, tengo ya ganas de tener buga…
—Sí, pero antes hay que tener carné de conducir, chaval…
—Pueh mira tú, «Jaspe». Eso es verdad. A ver si me lo saco antes de que empiece la nueva temporá.
—Pero si no haces dieciocho hasta febrero del año que viene.
—Ya… Pero m’han dicho que me puedo sacar la teórica en verano, con diecisiete tacos, y luego, cuando me toque, saco lo de conducir.
—Pueh… ti’es to’l verano pa’ estudiar…
—Sí, eso es lo malo.
—Joder, eso es lo bueno. Tienes to’l tiempo ‘el mundo.
—Sí, si supiera leer…
El silencio sepultó las sonrisas del grupo durante unos segundos.
—¡Bah, tío! No jodas. Sí sabes leer, que hasta fuiste al insti.
—Sí, bueno, leer, leer sé. Lo que no sé es lo que leo.
—¿Qué quiés decir, Piquito?
—Pueh eso, que leer leo. Pero si es mucho lo que tengo que leer se me va la olla y no sé qué estoy leyendo.
—Venga, anda. Mira éste como nos vacila. ¿Es que no lees los cómics?
—Sí, eso sí. Me refiero a un libro que no tenga dibujos. Uno de esos que sólo tienen letras.
—Bueh… Pueh si eh por eso, no te preocupes. El de la autoscuela está lleno de dibujos y afotos…
—Sí, ya… ¿Tú has leí’o alguno?
—No…
—A mí m’han dejao uno de una autoscuela… Bueno, es que son to’s iguales, dicen… Pueh eso, que m’ha dejao un librillo d’esos uno de los del Rayo. Y lo tengo en casa y cuando me lo pongo a leer no me entero de lo que dice. Y lo vuelvo a empezar y sigo sin enterarme. Y nunca paso de la misma línea. ¿Cómo voy a aprender lo que dice si no soy capaz a leerlo?
La cuadrilla quedó pensativa…
—¿Y el carné del amoto? ¿Cómo lo sacaste?
(Continuará…)
- Escrito por Mirliton, publicado a las 00:05 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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