El gol de cabeza (1)
«La leyenda de Francis» – 1ª parte | versión completa |
El atraco
No eran las 08:40 de una desabrida mañana del mes de marzo cuando el atracador entró en la sucursal de la Caja con la escopeta al hombro.
—Quietos todo el mundo… A ver, tú, abre la caja y llena esta bolsa de billetes. Y de los gordos.
—No podemos abrir la caja, señor. Es de apertura retardada –Aurori, la cajera, trataba de no aparentar miedo ni nerviosismo. Pero como confesaría después, llegó a mojarse las bragas.
—Quietos todo el mundo… A ver tú… –algo pareció romperse dentro de aquella careta de Bob Esponja, seguramente adquirida durante el reciente carnaval–. Cagontó… Tú, mete ahí todo el dinero que pilles –esta vez se dirigió a la subdirectora de la sucursal.
» —Quieto tú, gilipollas. ¿Quieres ser héroe? La Caja no te lo va a agradecer.
—Apenas hay cien euros… La caja se abrirá dentro de media hora, cuando venga el director –mientras tanto Aurori, disimuladamente, había pulsado el botón de alarma.
—No me toques los cojones, Inés. Tiene que haber más –ambas empleadas y los dos clientes que había en aquella oficina a esas horas de la mañana se dieron cuenta de la metedura de pata del atracador, la primera pista que conduciría a su posterior identificación–. ¿Te estás quedando conmigo? Dale a la máquina como para sacar treinta mil euros.
Inés se dio cuenta de que podía ganar algo más de tiempo, y miró al chavalote que le sacaba una cabeza al atracador.
—Veré qué puedo hacer…
—Cagontó… No me toques los huevos –el atracador pareció perder los nervios y disparó la escopeta de doble cañón hacia arriba. Una sección del falso techo se desprendió y la escayola cayó sobre el mostrador con estruendo–. ¡Hostias!, lo siento. Pero esto pasa por no poner Pladur. Tenéis pasta a mansalva pero os estiráis menos que el portero de un futbolín. Ese falso techo de escayola tiene más de treinta años. Y no dais trabajo al pueblo, ¿eh? Llena más rápido, joder. ¡Apúrate!
El chavalote comenzó a acercarse lentamente al atracador, ahora que estaba riñendo con la subdirectora.
—Quieto tú, gilipollas. ¿Quieres ser héroe? La Caja no te lo va a agradecer. Como te muevas un pelo te descerrajo el tiro que me queda en los huevos, y te los dejo colgando de un campanario –aquella frase del difunto Pepe Rubianes fue otra de las pistas que llevarían a la ulterior detención del atracador.
El chaval, un fornido encofrador, bajó la vista y levantó las manos. Por si acaso, pensó, mejor no tentar a la suerte.
La subdirectora, a quien el tiro y la arenga dirigida al muchachote le habían hecho cambiar de opinión, había terminado de meter todos los billetes que pudo en la gran bolsa de deporte. ¿Para qué tan grande?, pensó. Llena a rebosar de billetes tal vez no la hubiera podido levantar. ¿Qué botín pensaría este mamarracho que se iba a llevar?
—Echa pa’cá. Al que salga en cinco minutos lo dejo seco de un tiro.
El atracador salió a la vía lateral de la Avenida de Toledo, solitaria a aquellas horas, y guardó la escopeta con los cañones recortados en la gran bolsa de deporte. Se la puso en bandolera y se dirigió a una motocicleta que estaba apoyada en un árbol de la mediana que separaba la vía lateral de los carriles centrales. Desde la ventana de la Caja de Ahorros, y tras un gran cartel publicitario, las cuatro personas seguían sus evoluciones. El atracador había dicho que no salieran, pero nada dijo de no asomarse a aquel ventanal de cristalería reforzada a prueba de alunizajes.
Ese ciclomotor en particular fue la tercera pista que llevó a la rápida identificación del atracador. Lo arrancó y salió a toda la velocidad que aquella antigualla podía desarrollar, que no era poca. Los atracados estiraron el cuello todo lo que pudieron viendo como algunas decenas de metros más adelante el atracador se desprendía de la careta dejándola caer a la vía pública. ¿Habría suerte de que le detuvieran por circular sin casco? Pocos minutos después llegó una dotación de la Policía Nacional en respuesta a la activación de la alarma, y algo más tarde una patrulla de la Policía local, quienes al pasar por allí se detuvieron alertados por los rotativos de los nacionales.
(Continuará…)
- Escrito por Mirliton, publicado a las 09:03 h.
- Protagonistas: ·Estampas mospintoleñas
- Escenarios: en Mospintoles
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[…] he firmado a finales de febrero de 2011 para la segunda temporada de Mospintoles. Allí lo fui publicando a lo largo de tres semanas consecutivas. Esta historia está escrita en […]
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