—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Metafísica del fútbol (3)

(Lee la entrega anterior)

El coche se detuvo en un semáforo en rojo. El silencio se impuso entre ambos. Ninguno parecía tener mucho más que decir. Finalmente Piquito reinició la discusión.
—Además, Chili, no… me lo pide el cuerpo. Quizá cuando ya sea un vejete de treinta tacos que sólo pueda trotar y vea que se me escapa una pelota, quizá en ese momento me sea más fácil tirarme que intentar alcanzarla.
—Pues podrías sentirte un poco vejete y dejarte caer. Quizá hubiéramos sumado algún punto el año pasado si te hubieras tirado en alguna ocasión.
—Pero es que no me… ¿Eh? ¿Qué quieres decir? –preguntó, mosqueado, Piquito.

» —Quizá… en alguna ocasión… podía… ¿cómo has dicho…? Haber ayudado al árbitro a pitar penalti.

—Nada. No pienso en ninguna jugada concreta. Sólo quiero decir que algún partido que empatamos lo hubiéramos ganado si le hubieras ayudado al árbitro a pitar penalti.
—Eso lo habéis hablado en el vestuario a mis espaldas, ¿eh?
—Pues no –mintió Chili–. Pero en alguna ocasión he visto que en lugar de dejarte caer tratabas de ganar la pelota trastabillando y todo.
—Quizá… –Piquito comenzó a recordar, y alguna imagen acudió a su mente.

Chili miró a su amigo de reojo y decidió que era el momento de dejarle a solas con sus recuerdos. Tras unos instantes, Piquito continuó:
—Quizá… en alguna ocasión… podía… ¿cómo has dicho…? Haber ayudado al árbitro a pitar penalti. Pero eso no es lo mismo que tirarse, que es lo de lo que venimos hablando todo el camino. ¿Sabes, Chili? No me gusta verme en el suelo. No sé por qué, pero no me gusta.
—¡Vaya por dios! Tú serías capaz de hacer como los antiguos.
—¿Qué hacían los antiguos?
—Mi padre me contó que antiguamente no se tiraba ni dios, y que si el árbitro pitaba penalti y se había equivocado, el que lo lanzaba lo tiraba fuera directamente.
—¿Aunque fueran perdiendo?
—Eso no lo sé…, creo que sí. Supongo que en algún momento se tuvo que producir el cambio… En un momento dado todos se comportaban como caballeros y entonces un árbitro se equivocó y alguien tuvo que decidir entre meterlo y ganar o tirarlo fuera y ser honrao.
—La historia se repite, Chili; ese debate lo tenemos ahora con echar la pelota fuera cuando hay un tío caído en el suelo. ¿Y qué haces?
—¿Y tú que haces?
—Yo he preguntado antes.
—Pues entonces responde antes.

[Continuará…]

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