(Lee la entrega anterior) |
—Si te apuras te puedo acercar al centro. Hoy tengo reunión en el ayuntamiento.
—Prefiero remolonear un poco más, si no te importa que me quede en tu casa –la joven se había levantado, y tras vaciar la cisterna había pasado por detrás de López, que ahora se ajustaba la camisa mirándose en el espejo, y le había arañado el trasero.
—Sabes bien que puedes quedarte aquí cuanto quieras. Hoy no vendré hasta por la tarde. Pero algún día me complacería encontrarte en casa cuando vuelva.
—Sabes bien que tengo que trabajar –remedó Teresa, que se había sentado en el borde de la cama en algo parecido a la posición del loto y presentaba una estampa de lo más sugerente, ofreciendo a la vista del varón el vello de su sexo, delicadamente dibujado–; aunque hoy entro algo más tarde.
- Escrito por Mirliton, publicado a las 11:30 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)