(Lee la entrega anterior) |
El segundo tiempo fue un calco del primero. Sólo Miguel Ángel era capaz de llevar peligro a la portería rival. El partido seguía enmarañado, corriendo todos detrás del balón, cosa que no gustaba al nuevo árbitro, el profesor Carlos. Al cabo de siete minutos, don Faustino volvió a cambiar a todo el equipo entero. La última hornada de su clase se aprestaba a salir a defender bien alto su honrilla futbolera. Entre los entrantes estaba Rafa, el más deportista de los alumnos de 2º A y Martita, la más negada. Todavía faltaban 13 minutos de partido y todo el mundo era consciente de que, con un jugador menos, los chicos y chicas de don Faustino tarde o temprano sucumbirían ante Miguel Ángel y sus compis. Dos tiros al poste casi consecutivos por parte del canterano del Rayo presagiaban que pronto habría alteración en el marcador. Entonces Martita, sin querer, hizo una de las suyas…
- Escrito por Cogollo, publicado a las 16:30 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)