(Lee la entrega anterior) |
Contra el vicio de pedir, la costumbre de no dar, reza un dicho de nuevo cuño, y María hizo promesas que sabía que no cumpliría –a veces porque prometió lo mismo a diferentes personas–. Eran los tiempos de las conversaciones a media voz, de charlas en los pasillos, de aguardar el momento para asaltar al candidato sin que hubiera testigos. Las más de las veces valía con una velada insinuación de aceptar la petición. Quien solicitaba un favor o prerrogativa futura en estas condiciones no contaba con la fuerza moral necesaria para forzar la situación y exigir una declaración abierta. Las miradas y las sonrisas ocupaban una parte importante del lenguaje no verbal y eran más elocuentes –y más falsas– que lo que se decía por la boca. María era un águila en estas distancias.
- Escrito por Mirliton, publicado a las 10:55 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)