En los Talleres Matute (2)

Mientras el Chispas asiente con la cabeza tras mirar a don Faustino (que le guiña un ojo) y acto seguido se dirige hacia el coche para introducirlo en la sala de chequeos, el Sebas invita al viejo profesor a su despacho.
—¿Tiene mucha prisa, don Faustino?
—No. Regresar a casa andando y comprar en el supermercado de abajo unos cuantos avíos para la cena.

—Ya hemos leído en casa el dossier que nos dio con la información sobre el Sergio y lo que debe repasar en el verano. A ver si el chaval se pone las pilas porque si no va a acabar en el taller como su padre y, hombre, no es que yo me gane mal la vida pero siempre será mejor que esté rodeado de chicas guapas, de papeles y esas cosas que no de grasa y tornillos.
—Lo importante es que lo tengáis controlado todo el tiempo posible. Ya sé que es muy difícil pero es la única solución. Por sí solo parece incapaz, por el momento, de responsabilizarse de sus obligaciones.
—El otro día, —el Sebas puso cara de preocupación— en la reunión que tuvimos en el Instituto, quizás pudimos darle la impresión, mi mujer y yo, de que… no sé… de que andamos un poco a la greña, cada uno con sus cosas… y el crío en medio. María se toma muy apasionadamente su trabajo que, por otro lado, le exige una dedicación completa y yo, ya ve, no puedo dejar este negocio en manos de terceros. Las cosas me van muy bien y, además, a mí me gusta mucho hablar con los clientes, aquí me lo paso bien… Cuando entro en casa me vengo abajo, qué quiere que le diga… y el Sergio es de los que necesita dedicación máxima. Además, chocamos mucho. Sí, ya sabe, cosas tontas del fútbol, pero esa es otra de mis pasiones y el crío parece que va por el mismo camino.

» Lo que no entiendo es cómo tú, siendo un forofo empedernido del Barcelona, has tenido un chavea que te ha salido madridista hasta los tuétanos…

—Lo que no entiendo es cómo tú, siendo un forofo empedernido del Barcelona, has tenido un chavea que te ha salido madridista hasta los tuétanos…
—Pues debe ser por llevarme la contraria… No hacemos buenas migas, no… Por eso su idea de que este verano hagamos un viajecillo los tres, por ahí afuera, donde nadie nos conozca y donde nada del trabajo nos distraiga, quizás sea una estupenda solución para conocernos mejor, hablar más, no sé, el Sergio ha dejado de ser un niño y ahora es cuando empiezan los problemas…

(Continuará…)