La llamada de la selección (2)
(Lee la entrega anterior) |
En el preciso instante en que Piquito tomaba asiento entró en la sala de prensa la teniente de alcalde María Reina. Sonriente, como siempre, se acercó hasta donde se encontraba el chaval. Éste, al verla, se levantó y le tendió la mano. Piquito nunca había estado cerca de ella, y lo cierto es que la dama imponía tanto por su belleza natural como por su porte distinguido.
Ella ofreció su mano al futbolista al tiempo que con la otra le asía de la muñeca, de forma que sin llegar a consumarse el apretón de manos pudo levantarle el brazo derecho como si de un púgil victorioso de tratara. Los flases se dispararon en ese momento y Piquito, atónito, sólo acertó a dejar caer su mandíbula. Los programas de retoque fotográfico consiguieron que al día siguiente el zagal no apareciera como un botarate.
» Allí sólo estaban López y el míster, que desde luego no se llamaba Jaime. Por un momento pensó que era mucha casualidad que López se llamara como él.
Algunos fans y amigos del barrio, al fondo de la sala –que habían sido concitados por López para hacer número–, comenzaron a aplaudir entre vítores y bravos. El espectáculo hubiera podido ser tildado de grotesco si alguien hubiera estado al tanto de todas las falsedades que allí se escenificaban. Pero los plumillas, ávidos de hiperbólicos estilos, henchidos y retumbantes, reflejaron en sus crónicas del día siguiente una atronadora ovación.
Finalmente los aplausos y los silbidos cesaron y los protagonistas se acomodaron en sus respectivos asientos. María, en lo que era su primera intervención pública como la candidata oficial a la alcaldía por su partido, tomó la palabra ante el micrófono de la sala de prensa:
—Es un honor para todo Mospintoles que un hijo de esta ciudad sea llamado por la selección española para representar a nuestro país en el torneo de clasificación para la próxima Eurocopa. Estoy convencida de que Jaime Alarcos nos dará muchas tardes de gloria en la selección. Con él irá a Roma el corazón de Mospintoles. Es la primera vez que un mospintoleño disputará un encuentro deportivo a tan alto nivel. Desde el ayuntamiento quiero decir que nos enorgullecemos de que nuestro gran deportista no sólo sea vecino, sino que sea mospintoleño de toda la vida. Don Jaime, por favor, tome usted la palabra.
Piquito miró hacia su izquierda. Allí sólo estaban López y el míster, que desde luego no se llamaba Jaime. Por un momento pensó que era mucha casualidad que López se llamara como él. Y ahora que lo pensaba, no había sabido hasta hoy que el nombre de López fuera Jaime. Piquito echó para atrás su silla y en ese momento los aplausos de los hinchas volvieron a restallar en la sala de prensa. Pero López, lejos de tomar la palabra, le miraba y, sonriente, le aplaudía a su vez, al igual que el míster.
(Continuará…)
- Escrito por Mirliton, publicado a las 11:27 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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