Los que se van (2)
(Lee la entrega anterior) |
López hizo otra pausa, dejando en el aire lo que acababa de decir, como para que empapara las mentes de sus consejeros.
—Sin embargo no somos unos desalmados… Basáñez, tome nota, por favor. Hable con el chico y ofrézcale un puesto en una de nuestras empresas. Si acepta nuestro ofrecimiento me temo que tendrá que elegir entre seguir estudiando o continuar jugando al fútbol. Aconséjele convenientemente. Pero hágale saber que su relación laboral con el Rayo habrá terminado, y en la nueva relación laboral que emprenda con nosotros no será invocable su pasado futbolístico. A partir de ese momento deberá atenerse a lo que sus jefes le pidan. Y estará a prueba por espacio de tres meses. Si no sabe cumplir como trabajador le esperará el destino que aguarda a quienes no saben amoldarse a las exigencias de un puesto laboral. No podremos hacer más por él. Sin embargo, hágale un seguimiento periódico, y vea si cuando acabe su licenciatura sus conocimientos pueden sernos de utilidad en L&A o sus capacidades nos permiten recomendarle.
» —Advierta a los jefes de personal del perfil de esta persona, no fuera a ser que nos lo cuelen por debajo de la puerta.
López miró buscando la aprobación de sus consejeros. Las miradas seguían perdidas en los folios que cada cual tenía delante.
—Otro de los descontentos es nuestro portero suplente. Cumplirá dentro de unos meses 30 años y tiene una familia con dos hijos. A diferencia de Castellanos, Pedro Hidalgo es una persona violenta y un inveterado provocador. Nos ha causado más de un problema en el campo y en el vestuario. No parece estar contento con su destino en el Navalete de tercera división. Supongo que esperaba jugar en segunda, pero sería un pésimo modelo para quienes se incorporen al equipo. Todos sabemos que es tremendamente carismático y muy querido en Mospintoles a pesar de que lleva una vida desordenada, y gasta en bebida y en el juego más de lo que sus obligaciones aconsejan. Sabemos de forma confidencial que su mujer quiere separarse de él hace tiempo. Parece ser que se lo impide la responsabilidad de cuidar de sus hijos, aunque motivos no le faltan pues en el pasado hemos sabido que más de un moratón nada estético le ha sido imposible de ocultar en varias ocasiones. No deseo seguir cobijando a este individuo, aunque debo reconocer que no está deportivamente acabado.
López levantó la vista de sus papeles. Los consejeros, todos en general, estaban serios. Pero ninguno parecía querer tomar la palabra.
—Basáñez, tome nota, por favor… No habrá ni un céntimo ni del Rayo ni de nuestras empresas para Pedro Hidalgo. Ya es mayorcito, y él sólo se ha labrado su futuro. Ya va siendo hora de que se ponga a trabajar. Que busque el trabajo donde mejor le acomode, pero no lo quiero en ninguna de nuestras empresas. Advierta a los jefes de personal del perfil de esta persona, no fuera a ser que nos lo cuelen por debajo de la puerta.
López había pronunciado estas últimas palabras mirando a sus consejeros. Cuando acabó algunos había levantado la vista y notaron que habían estado siendo observados por López.
(Continuará…)
- Escrito por Mirliton, publicado a las 11:52 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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