—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

La primera final (y 4)

(Lee la entrega anterior)

Iniciada la segunda parte el Rayo pareció recobrarse y gozó de una ocasión de gol maravillosamente atajada por el cancerbero rival. A los diez minutos de juego fue evidente que el equipo estaba roto… Lento, impreciso, espeso, incapaz de llegar al balón, era superado una y otra vez por los rivales, que al cuarto de hora lograron el segundo gol.

» La situación se volvió tensa y pareció estancarse en este punto, pero el encargado del campo, atento al quite, intervino […]

Pero aún había capacidad de reacción. El equipo se había sobrepuesto a baches de este tipo en otras ocasiones. Cabía reorganizar las filas e irse a por el empate. Aún había tiempo, y no sería la primera vez en esta temporada que el Rayo superaba en casa un 0-2 marcando el gol de la victoria en el descuento.

Para cuando el árbitro pitó el final del partido el Rayo había encajado un 0-5… Otra manita para acabar la temporada, como la cosechada en el partido inaugural. Esta vez sin el insípido gol de la honrilla.

La decepción se había adueñado hacía tiempo del equipo, e incluso el capitán pidió al árbitro que no descontara nada. Éste se negó y hubieron de apelar al buen criterio del capitán rival para que la cuenta no se engrosara ominosamente.

Rabia, cabreo… y hasta llantos y desesperación en el vestuario del Rayo… Vísperas de mucho, días de nada, reza el refrán. El destino había sido cruel con el Rayo, aupándole a una magnífica clasificación sólo para dejarlo caer al vacío desde lo más alto de su propia historia.

A la salida del estadio se pudieron escuchar todo tipo de comentarios:
—Algo les ha pasao. Ha sido to’ muy raro.
—No eran ellos. No han jugao como saben.
—Eso es que les han envenenao.
—¿¡Qué dices!? ¿Cómo les van a haber envenenao?
—Una “envenenación alimentaria” o algo de eso.
—No veis más que fantasmas. Nos han pasao por encima y punto.

Y en otro corrillo cercano:
—Que no, que no eran normales. Si hasta el Metzger estaba fuera del partido.
—Pero no es normal que todo el equipo estuviera tirao.
—Pero si empezaron atacando. ¿O ya no os acordáis del comienzo?
—Ya, pero fue un espejismo. Al cuarto de hora ya estaban con la lengua fuera.
—¡Qué dices! El bajón lo tuvieron en la segunda parte. Echaron el resto en la primera y no supieron dosificar.

Y un poco más allá:
—No es normal que nos metan cinco. No como estaba jugando el equipo.
Pa’ mí que esa concentración de los cojones los ha jodido pero bien.
—A saber que ha pasao allí. Lo mismo se estuvieron tocando los huevos todo el día.
—O al revés… Igual se han pasao de entrenamiento, todo día corriendo sin parar para llegar y cagarla el día del partido.
—Es que no están acostumbraos a esto de las concentraciones. Eso es para la selección.

En otro grupito:
—El López los ha jodido con su rollo de llevárselos para aislarlos de la gente.
—¡Hombre!, no lo habrá hecho pa’ joderlos. Que él también ha perdido su pasta. Mira todo lo que ha montao antes del partido.
—Bueh, ese lo que pierde por un lado lo recupera por el otro.
—Pero para el hubiera sido mejor mejor subir, que se juega su pasta.
—Debe estar ahora de un cabreo…
—¿Dónde tomamos unas birras?
—Vamos a la plaza del ayuntamiento, que habían puesto una pantalla gigante y habrá gente.
—Bueh, estarán con los ánimos hundidos.
—¡Que va, hombre!, que hay que divertirse, y el año que ya veremos.
—¡Hey!, que estamos en segunda. Quién lo iba a decir hace tres años, ¿eh?
—Y el papelón que hemos hecho este año en segunda, ¿qué, eh?
—Bueno, quitando este partido. Pero que nos quiten lo bailao. Que hace un año ya hubiéramos firmao para mantener la categoría sin apuros.
—¡¡Vamos!! Alirón, alirón, el Rayo campeón.

La afición, a falta de una victoria deportiva que echarse a la boca, se montó la fiesta por su lado. Pronto se pasa página, que no estamos en un valle de lágrimas para sufrir, y el sentimiento generalizado era el de haber realizado una estupenda campaña. Había que aprovechar la tarde-noche del domingo para divertirse.

¡Alirón, alirón, el Rayo campeón!

* * * * * * * * * * *

Epílogo
Dos días después de la goleada encajada por el Rayo a domicilio, López se llegó hasta el campo de golf de Mospintoles dirigiéndose con prisas a la casa club. Allí entregó un resguardo al empleado para retirar un bulto de la consigna del establecimiento. El empleado le miró inquisitivamente y solicitó ver su DNI: “He de cotejarlo con el número que aparece en el resguardo antes de entregar nada, señor”, le explicó.

López, despreocupadamente, le respondió que no lo llevaba encima. El empleado insistió, y López, visiblemente molesto, le conminó a que le entregara el bulto, “ya que no estamos entre ladrones”, matizó.

El empleado, terco, dijo tener órdenes claras al respecto, y López, un tanto irritado ya, le espetó: “Si quiere conservar su empleo limítese a hacer bien su trabajo”. El empleado, lejos de amilanarse, repuso: «Con todos los respetos, señor, es lo que estoy haciendo en estos momentos».

La situación se volvió tensa y pareció estancarse en este punto, pero el encargado del campo, atento al quite, intervino: tras saludar al cliente llamó aparte al empleado, y sin elevar la voz pero de forma que López pudiera oírlo con claridad amonesto con cierta dulzura al empleado: “La función más importante de su trabajo consiste en guardar discreción; por favor, entregue el bulto al señor, que es persona conocida en esta institución”. A continuación se dirigió a López y se disculpó: “Lo siento señor, no volverá a ocurrir”.

El empleado regresó de una habitación de acceso privado con una bolsa de deporte. López abrió los ojos desorbitadamente. La bolsa era un artículo de promoción y propaganda con el escudo del rival del Rayo del pasado domingo bien visible en los dos laterales.

Por unos segundos fue patente que López se encontraba algo azorado con la situación. Miró a los dos socios que en ese momento salían de la cafetería y que le habían reconocido. Pero como no es hombre que se deje arrastrar por la zozobra, sin dar importancia a la situación explicó en voz alta: “Un intercambio institucional… debían haber sido más prudentes, pero hay quien no sabe guardar las formas… Señores, tengan todos ustedes muy buenas tardes”.