—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Sorpresas te da la vida (4)

(Lee la entrega anterior)

—Amigos y amigas…

En esos momentos apareció en el campo una señorita de pequeña estatura y piel canela que, micrófono en mano, se encaminó hacia el círculo central donde se habían reunido todos los jugadores y técnicos. Era Susana Crespo.

» En ese momento el grupo de chavalas ya había dejado de mover los pompones, los abueletes discutían sobre la guerra civil, los tíos de la mortadela ahora estaban liados con el salchichón y la abuela y el nieto ni se hablaban, mosqueados.

—El Rayo de Mospintoles quiere agradecerles su presencia en esta calurosa tarde de junio. Gracias a ustedes, la mejor afición de España, nuestro equipo ha realizado una magnífica temporada. A todos los que trabajamos en el Rayo nos habría gustado haberla concluido disputando el ascenso a Primera División pero somos un equipo modesto y eso no es fácil. Sin embargo estamos convencidos de que lo lograremos más pronto que tarde.

Una salva de aplausos sonó en todo el estadio. En ese momento el grupo de chavalas ya había dejado de mover los pompones, los abueletes discutían sobre la guerra civil, los tíos de la mortadela ahora estaban liados con el salchichón y la abuela y el nieto ni se hablaban, mosqueados.
—Piquito, por favor…

Ahora comenzaban las entrevistas. Susana tenía órdenes directas de López de entrevistar a pie de césped a las tres figuras del equipo y al capitán, terminando la ronda con unas palabras del entrenador, quien dejaría en el aire su continuidad o no al frente del equipo para la siguiente temporada.

Las chavalas volvieron a mover los pompones y las tetas. El ídolo de la afición bien merecía un nuevo esfuerzo.
—Estamos muy contentos por cómo nos ha ío en la Liga, lástima del último partío porque teníamos ganas de disputá la promoción y si caía el ascenso pues dabuten y si no caía pues una experiencia genial de cara a otras temporadas. No ha podío ser pero el año que viene sí podrá. ¡Os lo prometo!

Una sonora ovación se oyó en todo el campo. Algunos aplaudieron doblemente al comprobar que Piquito había mejorado ostensiblemente su dicción. Qué lejos quedaba aquel discursito que dio en su primera rueda de prensa cuando la subida del Rayo a Segunda División: “Bueh… Pueh chí… Hemoh… subío… y… no’ha ío fenomenal”. El desparpajo del chaval, sin un pelo de tonto, y la sabiduría de don Faustino con sus clases particulares, habían empezado a obrar el milagro.

Tras la celebrada intervención de Piquito algunos aficionados empezaron a marcharse del estadio aunque la gran mayoría siguió entusiasmada escuchando las profundísimas reflexiones de los que contestaban a las aún más profundísimas preguntas de la reportera Susana.
—Chili, ¿piensas como Piquito que el año venidero subiremos a Primera?
—Metzger, ¿tu adaptación al fútbol español ha sido más fácil de lo que esperabas?

Cuando estaba hablando el entrenador del equipo, del túnel de vestuarios salió el inspector Cañeque padre con paso firme y ágil pese a su edad. Se acercó a Susana y le susurró algo al oído. La joven periodista señaló entonces a un jugador y Cañeque dirigió los pasos hacia él. En esos precisos momentos finalizó el discursillo del entrenador. Susana, algo azorada, le dio las gracias y dio por concluido el acto. La grada no esperaba aquel final tan abrupto por lo que se quedó expectante, como esperando algo más, no sé, unos fuegos artificiales, la salida de López para agradecer a la afición su entrega y afecto. Todos dirigieron la vista hacia aquel tipo alto, delgado y con un bigote que le tapaba casi toda la boca. Todos contemplaron en vivo y en directo cómo se acercaba hacia el jugador indicado por Susana y le dirigía unas palabras al oído. Acto seguido el futbolista, con aire cabizbajo, como si acabara de recibir una mala noticia, emprendía la retirada junto al recién llegado.
—Amigos y amigas… –Susana volvió a tomar el micrófono–. El entrenamiento y el acto han terminado. Nuestro presidente no ha podido acudir por culpa de una leve indisposición pero me ha prometido que esta noche hablará a toda la afición en mi programa “Radio Pelota”. Allí responderá a las preguntas telefónicas y por correo que tengan a bien hacerle. Muchas gracias a todos y todas y buenas tardes. ¡Viva el Rayo!

Al grito de “¡Viva el Rayo!” la gente comenzó a salir lentamente del estadio.
Susana, visiblemente nerviosa, informaba al entrenador y resto de jugadores.
—¡Lo ha detenido! ¡Cañeque ha detenido a Metzger y lo ha hecho delante de todo el mundo!

(Continuará…)