(Lee la entrega anterior) |
La lluvia había dejado de caer sobre Mospintoles (llevaba toda la mañana dando caña) pero ya era tarde para más de la mitad de los corredores que habían decidido abandonar la carrera. Tanta dureza y esfuerzo no merecía la pena. Quizás porque ellos no tenían a una chica esperándoles en la meta para hacerles completamente felices… o desgraciados.
Polonio, recuperado de las molestias, había conseguido remontar a los corredores que se iban descolgando del pelotón de cabeza. A unos doscientos metros veía a los nueve o diez atletas que encabezaban la prueba. En ellos puso su punto de mira aunque las piernas empezaban ya a flaquearle. Sólo faltaban cinco kilómetros para el final, pero se iba a acordar de ellos toda su vida. Eso iba pensando, no me queda ná, con los ojos fijos en el horizonte, los labios ateridos de frío y la piel sudando a chorros. Qué sensación más rara, volvió a decirse, estos no me pillan en otra ni harto de vino…
- Escrito por Cogollo, publicado a las 11:30 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)