(Lee la entrega anterior) |
Cuando entraron en la casa a Susana le llamó la atención el desorden que había en ella. Piquito pagaba a una asistenta para hacerle la limpieza, fregar, lavar la ropa y plancharla. Era una asistenta cincuentona y metida en carnes… Susana se había ofrecido hábilmente a buscarle alguien “competente”, pues a la mulata no le hacía ninguna gracia meter en aquel nido otra palomita. Pero la asistenta libraba los fines de semana (cuando Piquito había de viajar y en consecuencia apenas estaría en casa), así que el desorden debía ser del día anterior, sábado. O eso, o Piquito la había despedido hacía días y ella no estaba informada. El recelo acudió a la cabeza de Susana, y luchó por desbancar de su cerebro la otra idea fija que la chica traía en mente desde que salieron del aparcamiento del Asador Castilla.
- Escrito por Mirliton, publicado a las 23:48 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)