(Lee la entrega anterior) |
Pedro Carretero (nombre ficticio de nuestro personajillo de hoy, por razones obvias) es un ciudadano de Mospintoles, un currante que se pasa la vida llenándose a diario las manos y el cuerpo de yeso, arena y polvo pues es albañil de oficio y de los buenos. Como presupuesta unos precios muy ajustados (eso sÃ, sin IVA y sin declarar nada a Hacienda) se lo rifan los que necesitan hacer en casa esas chapuzas tan habituales como arreglar la cocina o el cuarto de baño, tirar un tabique o poner los techos de escayola… Su lista de espera es mayor que la de un cirujano de alto copete.
El bueno de Pedro no se distingue precisamente por su nivel o formación intelectual, más bien está peleado con todo lo que huela a cultura, pero no le preocupa lo más mÃnimo porque cada mes se lleva a casa más pasta que muchos titulados universitarios, sean catedráticos, médicos o abogados y porque su mayor hobby, el fútbol, le da vidilla todos los dÃas una vez que sale del trabajo. Tiene tres hijos y una santa esposa diez años más joven que él, a la que conoció un dÃa de partido en el Vicente Calderón. Desde entonces forman una pareja muy unida no sólo por el matrimonio y los hijos sino también por el fútbol, la devoción de ambos. Hoy es sábado y desayunan juntos antes de separarse, los crÃos por un lado, los padres por otro. Mientras la mamá acaba de preparar los colacaos y la bollerÃa, Pedro está a disposición de los crÃos, a los que suele ver poco durante la semana por culpa de los malditos horarios y de sus visitas a la peña atlética que preside.
- Escrito por Cogollo, publicado a las 11:30 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)