Metafísica del fútbol (y 5)
(Lee la entrega anterior) |
Habían estacionado y Chili tenía puesto el contacto para que el limpiaparabrisas funcionara de forma intermitente.
—Deja que te lo ponga de otra forma.
—Dale.
—Necesitamos ganar para subir a primera división, porque con el empate sube otro equipo. Vamos dos a dos y estamos en el descuento. Llevamos luchando toda la temporada para subir a primera, y estamos a nada de conseguirlo. Ves que el árbitro consulta su reloj. Te llega el balón y te internas; regateas a uno, a otro, entras en el área y te sale un tercero, pero te entra por abajo y te va a quitar el balón porque se te había ido medio palmo. Puedes saltar, como haces siempre, o puedes arrastrar el pie y forzar el contacto para dejarte caer…
» Pero por algún motivo a Piquito le costaba decir que sí, que se tiraría.
—No creo que esa situación se dé nunca…
—¿Pero te tirarías o no te tirarías, ‘Pico’?
Y ‘Pico’ se lo pensó. Esta vez más en serio.
Estaba cansado, tenía hambre, y quería llegar a su casa. Y Chili había rebuscado una situación que posiblemente no se diera nunca… Y además deseaba que le dijera que sí.
¿Quién no se tiraría para subir a primera? ¿Qué importaría que lo viera toda España una y mil veces por la televisión? ¿No se tiraría el delantero del equipo rival en el caso contrario? ¿Y si se diera el caso contrario? ¿Y si fingiendo un penalti subieran los rivales y ellos se quedaran todo un año más en segunda? ¿Qué cara les quedaría a todo el equipo? ¿Se sentiría avergonzado el delantero que les arrebató el ascenso fingiendo una falta? Y abundando en ello: si él no se tiraba; ¿con qué cara volvería a mirar a sus compañeros de equipo, sobre todo si a la temporada siguiente fichaba por un primera?
Pero por algún motivo a Piquito le costaba decir que sí, que se tiraría. No era cuestión de remilgos. Era cuestión de hombría. No quería acabar chillando como la muñequita Iniesta, por mucho gol de la victoria que metiera en el mundial. El fútbol era un deporte de hombres, de gente corajuda, de tíos duros. ¿Qué moda era esa de fingir y de engañar?¿Pero acaso no lo hacían todos, Maradona el primero, que se vanagloriaba públicamente de haber metido un gol con la mano?
¿Acaso es eso el profesionalismo? ¿Cobrar por ganar fuera como fuese? ¿Merecía la pena? Recordó un documental del “Informe Robinson” emitido semanas atrás sobre un jugador argentino que, según algunos entendidos de aquel país, fue mejor que Maradona: “el Trinche”… ¿El trinche, qué? Y el nombre le vino a la memoria: “el Trinche” Carlovich (1). Quizá aquel hombre abandonó la presión de la primera división para refugiarse en una segunda mucho más… deportiva. En el documental daba la sensación de que en la actualidad no le sobraba el dinero, pero se le veía rodeado de amigos. De amigos entrañables. ¿Es que eso no tenía ningún valor? Pero Chili estaba esperando una respuesta. ¿Se habría tirado “el Trinche” Carlovich?
—No lo sé, Chili. No sé lo que haría. Tengo que pensarlo. Al menos has conseguido eso, que me lo piense. Quizá tengas razón. Quizá lo que me asuste sea tener que tirarme en segunda para llegar a primera. Y si lo hago… ¿qué tendré que hacer en primera para llegar a la Europa League, a la Champions o a la selección?
NOTAS:
- Escrito por Mirliton, publicado a las 11:32 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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