—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Susana superstar (2)

(Lee la entrega anterior)

Cuando López supo que Susana había intervenido en aquel programa futbolero de la televisión autonómica madrileña, se contrarió. En realidad no sabía por qué; no alcanzó a concretar por qué. Por un lado estaba el deber profesional de la chavala. Aunque no tenía dedicación exclusiva ni a La Nueva Tribuna ni al Rayo ni a ninguna de las empresas de López, su deber era comunicarle a él que había sido invitada a participar en un programa televisivo. ¿Con cuánto tiempo de antelación invitan a esos programas?, se preguntó el empresario. Seguramente con antelación más que suficiente para que una persona con responsabilidades planifique sus compromisos.

» La directora de Radio Pelota se había metido en un serio problema laboral, y, por si fuera poco […]

Por otro lado estaba la deslealtad personal, que tampoco tenía pensado pasar por alto, quizá la que más le dolía. Con la relación que mantenían, él habría esperado que Susana le hubiera comentado siquiera que la habían llamado de la cadena de televisión para comparecer en esos coloquios demenciales (concurso de soliloquios más bien). Sin duda él habría recomendado que no fuera, pues su imagen saldría deteriorada al verse rodeada de tanto patán.

Aunque López no había visto aquella emisión, le parecía que las buenas críticas que le llegaban de la intervención de Susana eran, sin duda, desmesuradas, debidas más a un mal entendido orgullo vecinal que a la realidad.

Aún quedaba otra cosa… y era el abandono de su puesto de trabajo por motivos no justificados. Susana había omitido su deber de dirigir el programa Radio Pelota, para lo que tenía contrato laboral con la emisora; en otras palabras, para aquello por lo cual se le pagaba. Aparecer en un programa televisivo tenía más que ver con la promoción personal que con sus deberes hacia el Rayo, por mucho que hubiera sido presentada como directora de comunicación del equipo. Y ahondando más en el asunto, ella no tenía permiso de la entidad para representarla en televisión. Susana, en opinión de López, debió haberse abstenido de ser presentada como persona vinculada al Rayo de Mospintoles. Si la hubieran presentado como periodista de Mospintoles hubiera sido lo más acertado.

La directora de Radio Pelota se había metido en un serio problema laboral, y, por si fuera poco, se había indispuesto con quien tomaba las decisiones. Es lo que pasa cuando se trabaja para gente que acaba dominando todas las facetas de tu vida. Al final uno se convierte en un juguete en manos de caracteres volubles, absorbentes y manipuladores, que todo lo quieren controlar y que no aceptan los tonos grises: o estás con ellos o de lo contrario, estás contra ellos.

Por su parte Piquito festejó la colaboración de Susana en la televisión. Al chaval le llamó Chili Revuelta, que hacía tiempo que sospechaba que eran novios, o amantes, o algo. Pero el cántabro tuvo el tacto suficiente para llamarle como sin dar importancia a la cosa; a él le había llamado otro compañero, a quien se lo había dicho un amigo… Lo cierto es que ningún futbolista veía ese tipo de programas… llamémosles futboleros:

~’Pico’ –telefoneó Chili–, ¿estás viendo el programa de TeleMadrid?, ¿el de los futboleros esos?

~¿Tienes el tonto subido, o qué, Chili? Ya sabes que no pierdo el tiempo con esa locura.

~Es que sale la mulata que lleva el periódico del Rayo.

~¡No jodas! Oye… ¿y tú cómo te has enterado?

~Me ha llamado un colega, que tiene un amigo que lo está viendo.

~Vale, pues voy a ponerlo, a ver que dice la tipa esa.

~Vale, salao

[Continuará…]

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  1. Trackback - Bitacoras.com — 4 04+01:00 marzo 04+01:00 2012 #

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