Corresponsal de guerra (y 4)
(Lee la entrega anterior) |
La salida en estampida de ambos muchachos alertó a los patrulleros de la Policía Nacional, que les dieron el alto. Aprisa y pisándose las palabras el Juanmi contó lo que su jefe le había referido, y la dotación policial decidió acercarse al descampado, avisando por radio a otra patrulla para que se llegara hasta allí, temerosos de que aquel hombre que decía defender su patrimonio se llevara la paliza de su vida.
Cuando la policía vio la escena —tres tíos en el suelo, dos de ellos revolcándose, un hombre con una barra metálica en la mano, amparando a una chica mulata, y dos ultras yendo a por ellos a la carrera— no dudaron de cómo debían actuar.
» —Perdone, señor. No es cuestión de raza. La joven está en pie, y estas personas presentan heridas de mayor gravedad.
Ahora todos se ocupaban de la joven agredida, que aunque había dejado de sangrar por la ceja tenía la cara totalmente ensangrentada. Matute sacó un pañuelo y comenzó a limpiar el rostro de Susana. El Chispas resoplaba junto a su jefe tras la carrera que se había pegado cuesta arriba.
—Jefe, es usted un héroe.
—No seas pelota, Chispas.
—¡Hostias!, jefe, pero si esta chica es Susana, la que lleva La Nueva Tribuna de Mospintoles.
Sebastián Matute miró a la joven con detenimiento. Siempre había querido conocer a aquella chica de cuyas intervenciones en Radio Mospintoles no se perdía una:
—Coño, pero si es…
El codo del Juanmi se hundió en las costillas de Matute adivinando que su jefe iba a estropearlo todo con su bocaza.
—…mi reportera favorita —remedó Sebas.
—Y negra, señor Matute —concluyó Susana—. Puede usted decir lo que quiera. Me ha salvado la vida.
—No exageres, chiquilla… Además, es normal que quien sólo te conoce por tus intervenciones en radio se componga otra imagen tuya. Tu voz no tiene acento.
—Soy española, señor Matute, nacida en Madrid. Mi padre es español y mi madre cubana, y negra como la boca de un túnel. En realidad yo soy mulata…
—…Y muy guapa —Sebas la miraba con ternura—. Y ahora vas a estar muy interesante, con la cicatriz que te van a dejar los puntos.
—Estos cabrones me han reventado la cámara.
—Eso ahora no tiene importancia. Ya llega ahí la ambulancia. Sólo nos faltaba que atendieran antes a estos miserables.
—Pero es que los ha dejao baldaos de verdad, jefe —insistió el Chispas.
—Aquí, camilleros. La agredida es esta joven —alzó la voz Matute—. Aquí primero, por favor. Esos son los malos, cojones. ¡Oiga!, le estoy diciendo que atienda a esta joven en primer lugar. No sea usted racista.
El sanitario, oyendo esto último, reaccionó como Sebas esperaba.
—Perdone, señor. No es cuestión de raza. La joven está en pie, y estas personas presentan heridas de mayor gravedad. Estamos haciendo una primera valoración. Pero descuide que la vamos a atender a ella enseguida. Ahí llegan más compañeros en otra ambulancia.
—Gracias una vez más, señor Matute. No sé cómo le voy a agradecer lo que ha hecho por mí.
Sebas, que abrazaba muy humanitariamente a Susana, se puso tierno y girándose hacia ella le dio un más que paternal beso en la frente:
—Pues diciéndome como es que me conoces y yo a ti no…
—Vamos, Chispas, que empieza el partido —intervino el Juanmi—. No creo que el señor Matute tenga ahora cuerpo para ver al Rayo.
- Escrito por Mirliton, publicado a las 16:34 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)
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