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El éxito de Piquito había pacificado el barrio. No se trataba de un suburbio especialmente polémico, aunque como toda la juventud no elije al mismo líder, alguna tirantez siempre existió. Pero con el éxito del Rayo los chavales cerraron filas en torno a Piquito.
Nuestro figura era uno de los gallos del barrio. Siempre lo había sido, incluso antes de destacar en el Rayo de Mospintoles. Como todo líder, Piquito tenía su némesis en Jacobo, “cada día más bobo”, muletilla con la que estuvo burlándose de él durante toda la etapa escolar. “El Jacobo”, aunque dos años mayor que Piquito, era de menor envergadura.
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